Alguien, o algo, estaba intentando, inútilmente, bajar la escalera silenciosamente.
Dejé el buda donde estaba, cogí un siniestro encendedor de alabastro y me acerqué a la puerta, que también era siniestra. Puedes preguntarte: ¿cómo puede hacer alguien una puerta siniestra? Bueno, tiene su mérito, desde luego, pero créeme, los grandes diseñadores de interiores lo consiguen con los ojos cerrados.
Intenté contener la respiración y no pude, así que esperé ruidosamente. Oí que se accionaba un interruptor de la luz en alguna parte; pausa, sonó de nuevo. Se abrió una puerta, pausa, allí tampoco había nada; se cerró. Inmóvil. Pensar. Mirar en la sala.
Se oyó el roce de unas prendas de ropa, una pisada suave, y entonces de pronto aflojé la presión en el encendedor de alabastro y me apoyé en la pared mucho más relajado. Porque, incluso herido y asustado, estaba dispuesto a jugarme la vida a que el Fleur de Fleurs de Nina Ricci no es un perfume de combate.
Ella se detuvo en el umbral y echó una ojeada a la habitación. Las luces estaban apagadas, pero las cortinas, abiertas de par en par, así que entraba mucha luz desde la calle.
Esperé a que su mirada se detuviese en el cuerpo de Rayner antes de taparle la boca con la mano.
Pasamos por todas las frases habituales dictadas por Hollywood y la sociedad cortés. Ella intentó gritar y morderme la palma de la mano, y yo le dije que se estuviese calladita porque no le haría daño a menos que gritase. Ella gritó y yo le hice daño. En realidad, todo la mar de corriente.
Al final, ella acabó sentada en el siniestro sofá con una copa de un cuarto de litro de lo que creía que era brandy pero resultó ser Calvados, y yo de pie junto a la puerta con mi mejor expresión de «Dice mi psiquiatra que estoy más que cuerdo».
Dejé el buda donde estaba, cogí un siniestro encendedor de alabastro y me acerqué a la puerta, que también era siniestra. Puedes preguntarte: ¿cómo puede hacer alguien una puerta siniestra? Bueno, tiene su mérito, desde luego, pero créeme, los grandes diseñadores de interiores lo consiguen con los ojos cerrados.
Intenté contener la respiración y no pude, así que esperé ruidosamente. Oí que se accionaba un interruptor de la luz en alguna parte; pausa, sonó de nuevo. Se abrió una puerta, pausa, allí tampoco había nada; se cerró. Inmóvil. Pensar. Mirar en la sala.
Se oyó el roce de unas prendas de ropa, una pisada suave, y entonces de pronto aflojé la presión en el encendedor de alabastro y me apoyé en la pared mucho más relajado. Porque, incluso herido y asustado, estaba dispuesto a jugarme la vida a que el Fleur de Fleurs de Nina Ricci no es un perfume de combate.
Ella se detuvo en el umbral y echó una ojeada a la habitación. Las luces estaban apagadas, pero las cortinas, abiertas de par en par, así que entraba mucha luz desde la calle.
Esperé a que su mirada se detuviese en el cuerpo de Rayner antes de taparle la boca con la mano.
Pasamos por todas las frases habituales dictadas por Hollywood y la sociedad cortés. Ella intentó gritar y morderme la palma de la mano, y yo le dije que se estuviese calladita porque no le haría daño a menos que gritase. Ella gritó y yo le hice daño. En realidad, todo la mar de corriente.
Al final, ella acabó sentada en el siniestro sofá con una copa de un cuarto de litro de lo que creía que era brandy pero resultó ser Calvados, y yo de pie junto a la puerta con mi mejor expresión de «Dice mi psiquiatra que estoy más que cuerdo».
Us sona el tó? aquesta succesió de frases sarcàstiques i àcides, tallants... - no us sona com "televisiu"? Ho hauria de fer, perquè l'estil és (al menys per als seguidors més o menys habituals de la sèrie, una de les més famoses dels darrers anys) inconfusible. Suposo que qui ho ha escrit ho ha fet pensant que per les seves obres el coneixerem, doncs llegint aquest llibre (que - tot s'ha de dir - tant enginy seguit es fa estrany i una mica excessiu, així, sense filtre) resulta obvia la contribució de l'actor protagonista als diàlegs del seu personatge i als guions de la sèrie. És un tipus curiós, una mica pijo, polèmic, que indubtablement ha triomfat.
Teniu pistes suficients, crec, per trobar aquest llibre, el su autor i el nom del protagonista, que no és ben bé un detectiu...