Continuo pensant que voler classificar la novel·la i la narrativa en general en gèneres i subgèneres pot funcionar a l'hora de publicar manuals i de fer aproximacions superficials, però que sovint aquestes classificacions porten a simplificacions i a afirmacions com “jo sóc un fan incondicional de la novel·la policíaca” o a dir “no m'interessa gens la novel·la negra”. Doncs depèn, és clar. Existeixen els gèneres? Segurament, ho diuen els mateixos escriptors. Però les diferències d'intenció i de resultats dintre dels gèneres poden ser abismals. En qualsevol gènere podem trobar des del simple passatemps a la les idees més tarnscendents. Avui per exemple, he triat una narració d'una densitat i unes intencions importants. No sé si l'heu llegida, però encara que no sigui així, no crec que us costi trobar l'autor, un dels pensadors actuals més profunds. I no dubto que tindreu ganes de continuar la lectura.
Estaba sentado en mi despacho limpiando el cañón de mi 38 y preguntándome cuál sería mi próximo caso. Mes gusta ser detective privado. Cierto, tiene sus inconvenientes, me han dejado más de una vez la encías hechas papilla, pero el dulce aroma de los billetes de banco tiene también sus ventajas. No hablo siquiera de las mujeres, que son una preocupación menor para mi y que coloco, en mi escala de valores, justo antes del acto de respirar. Por eso, cuando se abrió la puerta de mi oficina y entró una rubia de pelo largo llamada Heather Butkiss y me dijo que era modelo y que necesitaba mi ayuda, mis glándulas salivares se pusieron a segregar como locas. Tenía puestos una minifalda y un jersey ajustado, y su cuerpo describió una seria de parábolas que podrían provocar un ataque cardíaco a un buey.
-Qué puedo hacer por ti, muñeca?
-Quiero que me encuentres a una persona
-¿Una persona perdida? ¿Has hablado con la policía?
-No exactamente, señor Lupowitz.
-Llámame Kaiser, muñeca. Pues bien, ¿de quién se trata?
-Dios.
-¿Dios?
Así es, Dios, El Creador, el Principio Universal, el Ser Supremo, el Todopoderosos. Quiero que usted lo encuentre.
He tenido ya en mi despacho a más de un buen bocado, pero cuando una chica está tan buena como ésta, uno debe escucharla hasta el final.
-¿Por què?
-Kaiser, ése es asunto mío. Usted ocúpese de encontrarlo.
-Lo siento bombón. No diste con el tipo indicado...
-Pero, ¿por qué?
-... a no ser que me des toda la información -dije poniéndome de pie.
Autor, títol, any de publicació i el paràgraf que ve a continuació.
Estaba sentado en mi despacho limpiando el cañón de mi 38 y preguntándome cuál sería mi próximo caso. Mes gusta ser detective privado. Cierto, tiene sus inconvenientes, me han dejado más de una vez la encías hechas papilla, pero el dulce aroma de los billetes de banco tiene también sus ventajas. No hablo siquiera de las mujeres, que son una preocupación menor para mi y que coloco, en mi escala de valores, justo antes del acto de respirar. Por eso, cuando se abrió la puerta de mi oficina y entró una rubia de pelo largo llamada Heather Butkiss y me dijo que era modelo y que necesitaba mi ayuda, mis glándulas salivares se pusieron a segregar como locas. Tenía puestos una minifalda y un jersey ajustado, y su cuerpo describió una seria de parábolas que podrían provocar un ataque cardíaco a un buey.
-Qué puedo hacer por ti, muñeca?
-Quiero que me encuentres a una persona
-¿Una persona perdida? ¿Has hablado con la policía?
-No exactamente, señor Lupowitz.
-Llámame Kaiser, muñeca. Pues bien, ¿de quién se trata?
-Dios.
-¿Dios?
Así es, Dios, El Creador, el Principio Universal, el Ser Supremo, el Todopoderosos. Quiero que usted lo encuentre.
He tenido ya en mi despacho a más de un buen bocado, pero cuando una chica está tan buena como ésta, uno debe escucharla hasta el final.
-¿Por què?
-Kaiser, ése es asunto mío. Usted ocúpese de encontrarlo.
-Lo siento bombón. No diste con el tipo indicado...
-Pero, ¿por qué?
-... a no ser que me des toda la información -dije poniéndome de pie.
Autor, títol, any de publicació i el paràgraf que ve a continuació.